Reflexión higiene femenina

El artículo que Lucía Franco escribió para el diario El País en 2021 sobre la pobreza menstrual me ha hecho darme cuenta de la existencia de una problemática de la que no era consciente y que nunca se me había pasado por la cabeza.

La pobreza menstrual genera fracaso escolar. En esta oración extraída del artículo de Franco, la realidad de muchas niñas y adolescentes nos hace ver cómo hay personas que no están en las mismas condiciones que el resto. Cuando una niña o joven deja de asistir a su colegio o instituto porque su familia no puede hacer frente a los gastos que suponen los productos de higiene femenina, que tienen el mismo porcentaje de IVA que los artículos de lujo, como sociedad algo mal se está haciendo. La escuela pública no debe permitir eso y la iniciativa de la maestra Laura Labrador es fundamental que salga adelante para que la escuela sea realmente lo que debe de ser: garante de la igualdad real y efectiva para todas las personas independientemente de su sexo, entre otros motivos y/o factores.

El absentismo escolar es, sin duda alguna, una lacra en nuestro sistema educativo. No podemos permitir que haya alumnas que dejen de venir a clase, y todo lo que eso implica, por el simple hecho de que en su casa tengan que elegir entre comprar comida o comprar compresas. La menstruación es un proceso natural en el cuerpo de la mujer, y como tal se debe ver. No como hago vergonzoso, malo o sucio, sino como un proceso biológico que de manera periódica expulsa sangre y otros fluidos. El papel del cuerpo docente y de la escuela pública es importante para conseguirlo.

En el botiquín de mi centro educativo sí hay a disposición de las alumnas y de las docentes que lo necesiten compresas y/o tampones. Lo cual demuestra que es un centro feminista consciente de esta problemática. Pero también tenemos a disposición de quien lo requiera mascarillas quirúrgicas y FFP2. Estas últimas han visto cómo su precio bajaba de manera considerable. ¿Y por qué? La respuesta es simple, porque los hombre están implicados en ellas. Si la menstruación fuese masculina, seguramente otro gallo cantaría.


Este artículo que me ha hecho ponerme las "gafas violetas" para ver una realidad que es posible que en más de una ocasión hayan vivido de manera secreta algunas de mis alumnas a lo largo de los años. Ojalá entre todas y todos, logremos que la regla no sea un motivo de no asistencia a clase y de discriminación entre las niñas que no pueden costearse productos de higiene femenina y las que sí pueden y los niños.

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